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Profesora de Filosofía del IES Severo Ochoa (Granada)

CONDICIONES PARA LA CONSTRUCCIÓN DE UNA PARED: EL FENÓMENO Y EL NOÚMENO.

Estas dos extrañas palabrejas fueron utilizadas por Immanuel Kant, uno de los más grándes filósofos de la historia, que abordo (y bordó) un análisis de la realidad y de nuestro modo de conocerla tan original e impactante que, con justicia, podemos afirmar que, en la historia del pensamiento hay un "antes" y un "despues" de Kant.
Fue un hombrecillo maniatico, con una vida rutinaria. Nunca salió de su su ciudad natal: Königsberg, a pesar de ello se convirtió en una celebridad, y a su muerte, fue enterrado con grandes honores. Puedes saber más cosas sobre la biografía de Kant en esta página.
Las ideas de Kant sobre la realidad y nuestra relación con ella, es decir nuestro conocimiento del mundo, son complejas. No obstante vamos a intentar aclarar algo las líneas generales de su epistemología, de acuerdo a lo que él explicó en su obra más célebre: la "Crítica de la Razón Pura" (que publicó en 1781).


Veamos: Kant estudió  en la Universidad de Königsber las ideas de Descartes y del resto de los racionalistas, asumiendo con entusiasmo  que la razón es el tribunal que establece lo que es realmente verdadero y lo que no, pero más adelante, leyó la obra del filósofo empirista escocés David Hume, y entendió la importancia de la experiencia sensible en el conocimiento. 
Así que buscó una descripción del funcionamiento de nuestra razón al construir el conocimiento en la que se reconociese la importancia de los datos procedentes de nuestra sensibilidad, pero que, al mismo tiempo tuviese en cuenta que es nuestra razón la que procesa, organiza y sintetiza todos estos datos. 

Para entender su teoría, fíjate en este ejemplo: podríamos comparar el conocimiento con una pared que fuésemos construyendo. Para levantar nuestro muro, tan necesarios son los ladrillos como el cemento. Los ladrillos serían los datos sensibles, pero éstos, en sí mismos, no tienen ninguna consistencia si no los unimos con un cemento: pues bien, este sería el papel de nuestra razón: aporta el "cemento" que permite encajar unos ladrillos con otros. El "cemento" de nuestro conocimiento son una serie de conceptos generales como el de espacio y tiempo, que son las coordenadas de nuestras  percepciones o las ideas de unidad, sustancia, causa, pluralidad, y otras muchas, que nos permiten unificar y comprender lo que percibimos. (Si quieres una explicación más detallada de todo esto revisa esta página). Lo interesante y original en Kant, es cómo consigue relacionar y complementar dos concepciones del conocimiento que, en principio, parecían incompatibles: ni nuestros sentidos nos engañan, como decía Descartes, ni todo lo que sabemos procede únicamente de la percepción, como decía, por ejemplo,  Berkeley para quien "ser es ser percibido".

Dos "fenómenos" futbolísticamente hablando!
Y aquí es dónde aparecen las dos palabrejas del título de la entrada. Yo solo puedo entender la realidad  del modo en que mí razón puede organizarla. Nunca, explica Kant,  podré conocer como es la realidad en sí misma (el NOÚMENO), sino solamente  tal y como es para mí (EL FENÓMENO), es decir, al modo en que mi razón la interpreta y organiza de acuerdo con las herramientas que mi razón posee. 
Obviamente, puedo pensar que exista una realidad en sí, más allá de lo que yo puedo conocer de ella. Pero nunca podré conocerla, ya que mi conocimiento está circunscrito a lo que mi razón organiza y al modo en que mi razón lo organiza el mundo real. 
Quizás este vídeo te ayude a comprender un poco mejor esta complicada cuestión:



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